LA PACIENCIA

Quizá el título de este artículo no sea el más acertado; quizá habría sido más exacto llamarlo “la impaciencia”, pero preferimos expresarnos en tono positivo, puesto que los latigazos normalmente ya se encarga el propio aficionado de dárselos a sí mismo, y en muchas ocasiones justo antes dejar esta disciplina para siempre, abrumado por los fracasos acumulados. Lo más triste es que la mayoría de veces, un aficionado deja de serlo sin entender qué le ha llevado a ese punto. Topicazos como “los peces son muy delicados”, suelen ser explicación suficiente para zanjar la relación con la acuariofilia y enterrarla para siempre.

El primer error que prácticamente todo aficionado comete, a menos que tenga la fortuna de ser advertido por un tercero, es comenzar la casa por el tejado, o lo que es lo mismo, comenzar el acuario por el pez. Ojo, es fantástico pensar en un pez en concreto, estudiar su biotopo natural y tratar de ajustarse al máximo a él; pero como habréis adivinado, no es a eso a lo que nos referimos. Literalmente, nos referimos a ir a una “tienda de peces” (esta denominación ya deja entrever nuestra impaciencia) y elegir el que más nos guste. Algunas personas son más modestas en sus pretensiones, y reconociendo su falta de experiencia o conocimiento, solicitan un “pez que sea fácil” o “un pez que aguante mucho”, aunque no sea el que más les guste de todos los que ven expuestos. Por desgracia esto tampoco ayuda mucho. En las ocasiones más extremas, los peces son adquiridos en ferias, de manera que la compra se realiza por impulso, sin la menor planificación ni intención previa. Estos peces normalmente irán a una pequeña pecera, o a un acuario con filtro sin madurar. Si no sabes de lo que estamos hablando, es mejor parar aquí y leer antes nuestro artículo sobre el ciclado del acuario.

Y los problemas llegan. Bien sea por cambios constantes de toda el agua, o por tóxicos disueltos sin un filtro maduro que pueda tratarlos, nuestros peces sufrirán un elevado estrés. Cuando hablamos de estrés, no nos referimos al que podemos tener las personas en una oficina con un teléfono que no para de sonar, o al miedo que nos provoca suspender un examen. El término “estrés” en los peces se utiliza para englobar todo aquello que disminuye sensiblemente su sistema inmunológico, dejándoles expuestos a contraer enfermedades e infecciones que de otra manera no les habrían prácticamente afectado. Un agua en mal estado está sin duda a la cabeza de las causas de estrés. Que los niños golpeen los cristales o que el acuario se encuentre en una zona de mucho tránsito de personas, suele tradicionalmente asociarse con el estrés en los peces, pero en caso de que realmente llegue a existir por estas razones, es casi anecdótico si lo comparamos con el que provoca tener el agua en mal estado, algo que frecuentemente se acompaña con sobrepoblación y carencia de oxígeno. ¿Sentirías estrés si intentases respirar y no pudieras?

¿Qué significa, entonces, ser paciente? En primer lugar, debemos ceñirnos a una máxima aplicable a todos los asuntos de la vida y que no nos cansaremos de repetir: disfrutar del camino, y no de la meta. Si queremos llegar a la meta antes de haber dado un solo paso, el mercado se adaptará gustosamente a ello y nos dará todo tipo de productos: resinas anti-amonio, bacterias embotelladas y detoxificadores de todo tipo; que siendo bien utilizados pueden ser grandes aliados; pero si se utilizan para atajar o parchear, terminarán antes o después en fracaso. El debate no debería ser si existen o no productos para meter peces en el acuario desde el primer día; más bien debería ser: ¿somos incapaces de esperar? A todos, en nuestros comienzos acuariófilos, nos supone una eternidad tener que esperar como mínimo un mes para poder introducir peces. Se nos han metido en la cabeza, y los queremos ya mismo. Por tanto, compramos los atajos, y terminamos pagando las consecuencias. No porque los productos no hagan lo que prometen, sino porque nuestro edificio no tiene cimientos y no para de tambalearse. Después de la primera impaciencia, llega la siguiente, y luego la siguiente. Después de que nuestros primeros peces son introducidos con prisas en el acuario, lo siguiente es ver otros que nos gustan más y que también querremos. Preguntas como “¿son compatibles?”, “¿cuántos peces puedo meter aquí?”, etc, tienen la apariencia de ir cargadas de responsabilidad, pero en realidad frecuentemente suelen ser un síntoma claro de que no estamos disfrutando del acuario, sino de la novedad que supone en nuestra vida, y la sensación de que podemos elegir cada día nuevos peces que en realidad perderán su “encanto” rápidamente una vez estén en casa. Siempre necesitaremos más. Por otro lado, el mercado estará preparado para darnos lo que deseamos, como siempre hace. Que seamos pacientes o impacientes no dependerá del mercado, ya que “él” se adaptará a nosotros sea cual sera el camino que elijamos. Naturaleza Acuática es una tienda, y no veta ni difama productos. Como mucho, recomendamos los que han demostrado sobradamente su buen desempeño, sin importar de que marca sean. Bien utilizados, todos los productos aportan valor. El acuariófilo veterano puede llegar a disfrutar testeando nuevos productos e inventos, por el mero hecho de hacerlo. Nuestro objetivo en la tienda, por tanto, no es conducir a los aficionados por un único camino. Lo que sí queremos, en lo posible, es que salgan felices con los productos que adquieran, porque sepan claramente qué esperan de ellos. Si de inicio recomendásemos el pack completo de supervivencia para el acuarista novel, posiblemente haríamos buenas ventas, para posteriormente perder un cliente; y lo que es peor, un aficionado a este arte que nos apasiona.

Actualmente, la acuariofilia ha emprendido un claro camino hacia un cambio radical de enfoque. Los acuarios están dejando de ser percibidos como “peceras con filtro”, y son vistos más bien como un proyecto personal. Simplemente el uso de tal denominación nos vuelve automáticamente más pacientes. Los proyectos llevan tiempo, es algo que sabemos bien. Desde el biotopo más simple, hasta el paisaje más ambicioso, lo que se buscará es disfrutar del acuario desde el primer día. Se disfruta de la planificación y de la construcción, del estudio, del análisis y de la formación; sobre todo si no hay un montón de nuevos peces en el agua que nos quiten el sueño por no saber si estarán a punto de morir. Se dan casos en los que tras tres o cuatro meses de preparación, el acuarista sigue sin introducir seres vivos. De repente, el terrible mes de espera que requiere un filtro para madurar mínimamente, se convierte en insuficiente para terminar nuestro proyecto. El cambio de enfoque es por tanto total. Finalmente habrá peces, por supuesto, pero sabremos exactamente dónde están entrando. La ansiedad ha desaparecido. Y los problemas podrán llegar, no nos engañemos; pero conoceremos tan bien nuestro acuario, que podremos reducir drásticamente las variables de posibles causas. Será más fácil que “demos con la tecla”. Si por contra optamos por comprar el pez y luego buscar soluciones, estaremos buscando continuamente nuevas soluciones para nuevos problemas, hasta que mueran todos los peces y con ellos posiblemente nuestra afición.

Y tú….¿sabes disfrutar de tu acuario?

LA PACIENCIA

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